Este dibujo ilustra una nota que resume otra del New York Review of Books sobre la historia y el alcance del espionaje de la NSA (National Security Service) revelado por Edward Snowden.
La nota original empieza reconociendo que en los días siguientes a la publicación de los documentos las ventas del clásico "1984" de George Orwell se dispararon como un cohete. Pero en seguida el articulista trata de atemperar el ambiente apelando al nivel más elemental de lectura de la metáfora orwelliana:
Por supuesto, los EEUU no son una sociedad totalitaria y ningún Gran Hermano la gobierna, como lo demuestra la difusión del reporte de Snowden.
Si fuera tan fácil identificar el curso hacia una sociedad totalitaria, décadas de sofisticación tecnológica y de ingeniería social habrían pasado en vano. Es posible que la era de los dictadores primitivos y grandilocuentes esté superada, pero la ambición de control no ha disminuido  lo que es más: contra la versión común vulgarizada, Orwell no estaba pensando sólo en el régimen estalinista cuando escribió la novela. Según una carta previa a la publicación, también era consciente de lo peligroso del poder concentrado en Wall Street:
Hitler pronto desaparecerá, pero sólo a costa de fortalecer a: 1) Stalin, 2) los millonarios americanos e ingleses y 3) todo tipo de pequeños “fuhrers” al estilo de De Gaulle. 

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