Hace unos días encontré esta entrevista al conocido cineasta. Recomiendo intentar traducir la transcripción con el Google Translator y leerla escuchando el video, ya que los gestos son elocuentes y a mí me conmovió bastante; sobre todo el relato de cómo empezó. Allí hay algo que no suele verse en los medios norteamericanos, aún en los del activismo de izquierda: algo REAL. 
Es la historia de un joven hijo de un trabajador de la General Motors que necesitaba que se sepa que su pueblo estaba muriendo por el despido de miles de empleados de la empresa y le pidió a un periodista visitante que le enseñe a filmar.
Lo curioso es que el periodista resultó ser un sobrino del entonces primer presidente Bush. La película fue premiada en Nueva York y se pasó en una función privada para la familia presidencial. Durante la función se escuchó sólo una risita nerviosa. ¿Adivinan de quién?

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