Cada dos años Mario Bunge desciende desde el Olimpo primermundista y pontifica sobre lo mal que se hacen las cosas aquí. En un gesto repetitivo, dice un par de barbaridades sobre cualquier tema (no sólo ciencia, puede ser música de rock o fútbol) y enseguida se forman dos bandos: los que lo veneran y los que no entendemos que le vieron.
En fin, como  mi jefe está entre los primeros, me toca ilustrar la consabida entrevista. Este año parece que el tema del día es el de la eterna lucha entre los "hijos de la luz" y los "hijos de las tinieblas". Él no lo dijo así, claro, en los términos apocalípticos de los Rollos del Mar Muerto. Pero su esquema de pensamiento me resulta igual de anacrónico.

Sigue atado a la formación positivista decimonónica de sus mayores, para la cual la realidad existe sólo como materia cuantificable empíricamente por una ciencia objetiva externa a ella. Esa misma concepción que hizo del Partido Socialista argentino el ala izquierda del liberalismo burgués agroexportador. No hay allí participación del observador en su objeto, involucramiento subjetivo ni condicionamiento social. Ni que hablar de contradicciones inconscientes: el Psicoanálisis es una seudociencia equiparable a la astrología, ya que no tiene un objeto de estudio cuantificable ni es pasible de experimentación en laboratorio. Sobre esto último (sobre todo por la influencia que tiene por el aura que le dan) recomiendo leer este post.

Pero este año también trajo una novedad inesperada para sus lectores de La Nación. Hay que reconocerle que a los 90 años debe tener un juvenil espíritu burlón para largarles a sus fieles adoradores que: "El que no entiende al peronismo no entiende a la Argentina". Ysigue: que si el gobierno es malo la oposición es peor; que él fue un gorila pero que ahora reconoce que el peronismo hizo cosas buenas; que Perón era inteligente y quiso modernizar al país; que los conservadores no querían modernizar nada.

En suma, el hecho mismo que este especialista en ofender a todo el mundo (a los científicos y filósofos argentinos en primer lugar) tenga predicamento todavía, es el mejor mentís a su prédica racionalista. Es propiamente un milagro.

Comments (6)

On 7/4/10, 4:14 , Bruno Bauer dijo...

Sí,yo leí la entrevista: Su frase fue "Ya no soy tan gorila, más bien soy un mono tití".
La veneración de que goza aquí es estrictamente tilingo. Gregorio Klimovsky defendía posiciones similares y nunca tuvo tanta prensa (aunque sí tuvo peso en la política académica como reliquia viva de la época dorada de la UBA).
Una áradoja del positivismo bungeano es que tiene más prédica entre las por él bastardeadas ciencias humanas (de hecho viene a presentar un libro sobre esas temáticas) que en la ciencias duras que él ensalza.
Igual me gustó que agite a la derecha, aunque no le creo mucho.
Estoy leyendo Historia y conciencia de clases de Lukács, y allí, en 1923, ya desarma el empirismo positivista que Bunge aún prescribe para las ciencias sociales. Es una discusión perdida hace niventa años, que sólo se reaviva por la persistencia igualmente anacrónica del irracionalismo mistificante de un Vattimo.

 
On 8/4/10, 4:19 , Bob Row dijo...

Galliano: La prmer diferencia es que Klimovsky era un buen tipo, dispuesto a entender otras posiciones y revisar las propias (tuve una larga entrevista-charla con él en 2002). Su actitud hacia Freud era mucho menos tajante. En cambio, la actitud de Bunge al empezar una charla (lo sufrí en la Feria del Libro) es tratar de tarados a todos los que todavía no accedieron a su iluminación. Y hay que ser muy tilingo para gozar de ser tratado así, sólo porque estuvo empleado en una Universidad canadiense. Algo parecido a lo que ya vimos con Tomás E. Martínez. La Wikipedia en inglés no le da más de una decena de renglones a semejante "genio".
El libro de Lukács es una importante deuda que tengo. Pero hay un buen resumen crítico en un interesante libro de Emilio Lamo de Espinosa sobre los complejos intentos de integrar la teoría freudiana por parte de la Escuela de Frankfurt y otros marxistas. Si te interesa te psao el título.
Váttimo y otros posmodernos son una buena excusa para atacar a las Ciencias Sociales. En cambio, encuentro mucho más intersantes las elaboraciones que de ellos hace un tipo como Zizek.

 
On 8/4/10, 14:43 , Bruno Bauer dijo...

No tuve, ni me interesó tener trato con ninguno, por ello los veía parecidos. Sufrí un ataque de Zizek entre 2003 y 2005. Basta para mí.
Pase, pase el título. Igual entre el posgrado y las "lecturas de mesa de luz" estoy medio hasta las tetas.
Saludos.

 
On 9/4/10, 2:34 , Bob Row dijo...

Bueno, igual se puede vivir sin pedir permiso a los epistemólogos.
De Zizek me interesan las reflexiones provocativas que tiene en torno a Lenin y la violencia como modo de pegarle por contraste a la hipocresía del tándem Clinton-Blair. El problema es su a-sistematicidad que obliga a releer varias veces para entresacar lo que a uno le interesa.

El libro que te digo se llama "La teoría de la cosificación. De Marx a la Escuela de Francfort", Alianza Universidad, Madrid, 1981.
Es una exposición (un poco amargante, te diré) de las contradicciones filosóficas no resueltas en el Marxismo. El subcapítulo sobre Lukács pasa revista a los problemas teóricos que éste tenía entonces (1922) entre determinismo y voluntarismo y cómo -pese al recurso a la Dialéctica del Marx "jóven"- termina recayendo en la ortodoxia. Supongo que conviene leer la crítica después del original.

No sabía lo del posgrado. Me imagino que eso significa que este año tendremos menos capítulos de "Lenin y vos". Habrá que resignarse nomás. Un abrazo.

 
On 22/4/10, 13:20 , Oscar Grillo dijo...

You have to be Born to be like Bunge.

 
On 23/4/10, 3:02 , Bob Row dijo...

Grillo, sus pensamientos bilingües exigen una segunda lectura. Muy bueno.